Cuando llega
septiembre, uno empieza a notar ese cosquilleo en el estómago y empieza a
preguntarse ¿cuándo seré nombrado?, ¿dónde trabajaré este curso?, ¿cómo serán
mis nuevos alumnos y alumnas?, ¿y mis nuevos compañeros?...,
Lo que más nos
tortura a los interinos es el saber cuando vas a empezar a trabajar y donde.
Desde que empieza el mes de septiembre, uno se levanta todos los días y
comprueba la lista de interinos por si te han llamado. En función del número de
lista que tengas puedes calcular a ojo cuando entrarás a trabajar. Este curso,
después de cinco años de interino, me encontraba con una posición privilegiada.
Durante el verano me permitía soñar, acostumbrado otros años a sobrevivir con
bajas por enfermedad, o maternidades de un colegio a otro, este curso tenía todas
las papeletas de conseguir una apreciada vacante desde el principio del curso.
Incluso soñaba con empezar a trabajar antes de que se incorporaran los alumnos
y no con los alumnos incorporados lo cual te supone ir con retraso y acumulación en tu
trabajo.
Todo era idílico,
hasta que los “muggles” hicieron de las suyas (me encanta Harry Potter y todos
los términos que aparecen en los libros,
mi vida es similar a la del mundo de Harry Potter) los recortes y la austeridad
se instauraron sobre nosotros.
La lista no
avanzaba, sobre todo la de primaria. ¿Qué supone esto?, un sufrimiento igual
que la maldición “Maldición Cruciatus”,
una tortura, un sin vivir.
Un año más estos malditos “muggles” se empeñan en arruinarme el curso.
Otra vez me veo sobreviviendo a costa de las enfermedades de mis compañeros.
Una vez más la “Maldición Cruciatus” se
cebaba sobre mí, este año con más dureza sabiendo que somos uno más en la
familia. Esto es lo que verdaderamente me acongoja, perder un puesto bien
merecido teniendo a nuestra pequeñita
con nosotros. Sufrí mucho, muchísimo, la lista no avanzaba, absolutamente nada.
Un buen día comenzó a moverse, los números pasaban poco, pero la idea de
obtener una vacante se esfumó de mi cabeza, ya era tarde y todo el pescado
estaba vendido o eso creía yo.
Cuando todo parecía perdido apareció “Dumbledore”, quería que volviese a
“Hogwarts”, necesitaban un maestro para dar “defensa contra las artes oscuras”.
Menos mal que la magia nos ayuda. Sin duda alguna, con “Dumbledore” de mi
lado todo es distinto, es un gran hechicero y como en los libros de Harry Potter
tiene un punto de vista muy distinto al del Ministerio, un Ministerio cargado
de “muggles”.
Vuelvo con la misma ilusión que Harry en sus libros, vuelvo a “Hogwarts”,
mis alumnos vuelven a recibirme con cariño los cuales hacen que uno se sienta
orgullosos de ser maestro, de saber que este derroche de entusiasmo provoca que
la “Maldición Cruciatus” desaparezca, por lo menos hasta el año que viene. A
ellos le crea ilusión mi regreso, a mí me da la oportunidad de volver a estar
con ellos un año más. Terminar lo que empecé cuando los tomé como alumnos
en 3º. Son un grupo de chavales y
chavalas magníficos, por ellos vuelvo a
“Hogwarts”. En estos años como docente y de momento, siempre he llegado a
conectar muy bien con mis alumnos, pero de manera especial son los chicos de “Hogwarts”,
y los chicos del Víctor Jara. Con estos dos grupos de alumnos sabes que aunque
pase el tiempo nunca los olvidas, ya que la relación con ellos es sin duda un
regalo para un humilde maestro.
Como en “Hogwarts”, cada año es una aventura nueva cargada de emociones, alegrías y algún que otro disgusto. Creo que este puede
ser el último año aquí, todo tiene un principio y un final y aunque a uno le
duela, creo que mi ciclo en este colegio de magia se acaba este año, como los
libros de Harry Potter, toda gran saga en algún momento debe terminar.
Solo me queda disfrutar, esperar que este año sea tan bueno o mejor que
los anteriores, terminar lo que empecé hace tres años, dejar esa huella que
todo maestro intenta dejar en sus alumnos y que perdure muchos años más.
Lo mejor, volver donde uno es querido, es la mejor forma de llevar las
meteduras de pata de los “muggles”, porque a fin de cuentas todo esto son
“COSAS DE MUGGLES”