No acabo de sorprenderme
de cómo la casualidad o el destino pueden darse a conocer sin que uno lo
espere.
Vamos juntos al colegio,
los dos cogidos de la mano. Primero vamos a mi clase, a ella le gusta entrar y
observar a su alrededor ver como es la clase de papa, donde se sientan los
niños, mirar los trabajos colgados en la pared…
Cuando se acerca la hora
de entrar la llevo hasta su clase y la despedida es más llevadera. Hasta hace poco, la dejaba bien temprano antes de que empezara el colegio, en esa sala llena de niños alborotando.
Siempre he pensado cuanto la podía impactar a la vista de una niña de tres años
ese ambiente magnificado.
Nunca ha llorado,
admirable para una niña de tres años que no haya derramado ni una sola lágrima
al dejarla por las mañanas. Siempre ha sido muy valiente y eso hace que los
padres suframos menos en estos casos.
La vida es más fácil
cuando pisas sobre seguro, volver a un centro en el que ya has estado, pone las
cosas más fáciles. Conoces al Equipo directivo, conoces a la gran mayoría de
tus compañeros, incluso conoces a tus alumnos, que aunque sea de vista los
identificas de haber cuidado patio o de haber sustituido alguna vez en sus
clases.
Es por poco tiempo, pero
como muchas veces me repito a mi mismo, es mejor poco tiempo y cerca que mucho
y lejos. Me sorprendió el recibimiento, tanto de mis antiguos compañeros como
de los que en su día fueron mis alumnos. Nada más orgulloso para un maestro que
alguien se alegre tanto y te reciba con
los brazos abiertos por volver donde un día trabajaste.
Y aquí estoy ahora, haciendo funciones de maestro y padre en el mismo centro.
Ya lo hablamos de broma
hace tiempo. Le comentaba a Jaime:
- Mira que si me dan tu baja en el
cole, que casualidad sería.
Pues hay veces que los
planetas se alinean y mira por donde estoy supliendo la baja de un amigo y un
mentor. Una doble responsabilidad, sustituir a un amigo y aquel maestro que una
vez fue mi tutor de prácticas. El año pasado trabajé en la escuela unitaria de
mi otro tutor de prácticas, Manuel, mira por donde este año sustituyo a Jaime.
Ahora que lo pienso, más que casualidad lo veo destino. Sí, a mi me gusta creer
que es el destino lo que nos mueve en la vida. Así que cumpliremos con lo que
se nos encomienda, pero esta vez con una ilusión especial.
Casualidad o destino…, yo
creo en esa fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres
humanos y los sucesos que éstos se enfrentan a lo largo de su vida. No es otro
sino el destino, aquel capaz de
crear esa sucesión inevitable de acontecimientos de los que una persona no
puede escapar.
Bendito destino, ojalá me sigas sonriendo.