2º PARTE
Fue un domingo por la tarde
después de comer.
Decidí emprender mi segunda
cruzada hacia Albacete.
Que distinto se hacía este
segundo viaje, durante el camino no paraba de pensar en lo complicado que lo
iba a tener al día siguiente. Un descuido en mi programación, un error humano
sí, pero un error grave podía dejarme fuera de juego nada más comenzar.
Ni siquiera podía concentrarme
en la radio o en la música, solamente en intentar buscar la mejor solución ante
un error imborrable. Esa preocupación en mi cabeza harían de mí un manojo de
nervios durante las 24 horas siguientes.
Llegué sobre las 19:00, en esta
ocasión si me quedaría a dormir en un hotel, dejé la maleta y preparé la ropa,
después salí a dar un paseo por la ciudad. El hotel estaba en las afueras así
que cogí el coche y aparqué cerca del instituto donde me examiné la última vez.
Hacía un calor insoportable,
decidí dar un paseo por el centro y de paso buscar algún sitio donde cenar algo
ligero.
Mientras paseaba sólo por las
calles de Albacete buscando la sombra como los ratones, caí en la cuenta de que
era la primera noche que iba a pasar sin mi hija. La soledad, junto con los
nervios comenzaron a mermar mi ánimo. Sólo me repetía a mi mismo,
¡Venga!, mañana acabas con todo esto.
Me senté en una terraza al aire
libre y cené un bocadillo de jamón serrano(muy rico por cierto). Después decidí
volverme al hotel , me duché, di un último repaso a mi exposición y después me
puse a ver la tele intentando encontrar sueño.
Dormí muy poco y me levanté
temprano. Llegué de los primeros al instituto. Comencé con mi ritual musical.
Esperé pacientemente a que
abriesen el instituto, esta vez si que estaba nervioso. Mientras, veías pasar a
gente con sus maletines llenos de material, casi todo el mundo acompañado por
algún familiar. Yo como siempre “lobo solitario”.
Al poco nos llamaron, subimos
al segundo piso y nos metieron a todos en un aula. Allí nos nombraron por lista,
éramos seis, con lo cual una chica y yo tendríamos que exponer por la tarde (yo
el último por cierto).
Menudo jarrazo de agua fría.
Tenía que estar esperando hasta las cinco de la tarde, miré el reloj, solo eran
las 8:30, madre mía.
Menos mal que nos dejaban estar
en un aula hasta la hora de comer. Casi todo el mundo se fue a su casa o con su
familia a esperar en otro lado. ¿A dónde iba ir yo?, con el calor que hacía, no
eran ni las 9 y hacía más de 30º. Toda la mañana metido dentro de una cafetería
no entraba en mis planes
Sin otra cosa que hacer me puse
a repasar una y otra vez. Paré a las 10:30 y desayuné un bollo y un batido de
fresa. Después estuve hablando con dos compañeras de mi mismo tribunal,
intercambiando opiniones.
Luego me quedé sólo. Así que
empecé a ensayar en voz alta mi presentación. El tiempo pasaba muy muy
despacio. Solo eran las 11:00 y el calor
cada vez más atenuante. No me quería ni imaginar como sería fuera, en el
exterior. De las ventanas emanaban radiaciones
caloríficas que hacían a uno sudar por todos los poros de tu cuerpo.
Sin nada mejor que hacer seguí
estudiando y repasando y estudiando y repasando…,
Llegaron la 13:45 por fin, se
me había hecho interminable. Cerraban el instituto hasta las 15:30. Cuando salís en el instituto. sperando a que terminara,
no hab.contraban mienbros e acaba, dentro de dos horas se acaba, dentro de dos
hora a la calle casi me mareo del calor y si a eso le sumamos un
estómago vacío lleno de nervios...
No me complique mucho la vida para
comer, fui a una cafetería que estaba cerca y a la que el día anterior durante
mi paseo le había echado el ojo.
Comí dos sadwich mixtos y un
par de aquarius, después hice lo que nunca había hecho en mi vida, me pedí una
tila.
Que nervioso estaba, nunca
había estado así, el estar toda la mañana esperando a que de una vez por todas
pudiera quitarme esto de encima me había dejado un estado de nervios fatal.
En mi cabeza no hacía otra cosa
que repetirme una y otra vez, dentro de tres horas se acaba, dentro de tres
horas se acaba, dentro de tres horas se acaba…,
Eran las 15:00, todavía falta
media hora. A pesar de que dentro de la cafetería se estaba bien con el aire
acondicionado, decidí salir y esperar en un banco a la sombra. Justo al lado se
encontraban miembros de mi tribunal tomando café al aire libre, que situación,
ellos no me vieron, no quería pasar delante así que no me moví del banco hasta que no se
levantaron ellos primero.
Las 15:30, por fin vamos para allá.
Primero comenzó la chica que
iba delante mía, yo me quedé sólo en el pasillo, esperando a que terminara, no
había nadie más en el instituto, que sensación, no sabría como describirla.
De pronto salieron a buscarme,
era el momento de sacar bola para elegir la unidad didáctica. El presidente me
preguntó.
- ¿Cómo van esos nervios siendo el último?
- La verdad
es que con ganas de terminar cuanto antes
- Venga, tranquilo, no olvides que nosotros somos
compañeros y te vamos ayudar en lo
posible.
Me tranquilizaron mucho sus
palabras.
Durante la hora que te dejan no
te da tiempo a ponerte nervioso, tienes que preparar la unidad que te ha tocado
y por el contrario que durante el resto del día el tiempo se pasó volando. Cuando comencé mi exposición al poco se me
olvidaron los nervios, incluso hubo varios momentos en que disfruté con mi
defensa. El tribunal tampoco fue tan agresivo como pensaba. No mencionaron mi
error en la programación, pero tampoco lo pasaron por alto.
Quedé muy satisfecho con mi
defensa y exposición. Cuando salí eran más de las 18:00. Ya no me importaba el
calor, me fui al coche, me cambie de pantalón y de camisa en la misma calle,
todo me daba igual, había terminado, por
fin había terminado.
De camino a casa no hacía otra
cosa que pensar en mi hija, en llegar y abrazarla. Sabía que ese error en mi
programación no iban a pasarlo por alto pero mi defensa y exposición fueron muy
buenas. Solo esperaba que una cosa compensase la otra.
Y así fue, menos mal. Si algo
he aprendido de esta cruzada es que pase lo que pase, los errores hay que
afrontarlos con la cabeza bien alta, asumiendo la responsabilidad que ello
implica y procurando que la próxima vez no vuelva pasar. De eso estoy completamente seguro.
Ahora estoy trabajando en otra
Comunidad, contento con mi resultado, puede que sin ese error, nunca se sabe, ¿quizás
la plaza?..., si el destino ha querido esto para mí, pues que así sea. Algún día
el destino será justo conmigo, estoy seguro.
Gracias a esta loca cruzada hoy
sigo teniendo trabajando, con la suerte
de trabajar en lo que más me gusta, “enseñar”. Sigo un nuevo camino,
cambiando el mundo como siempre a mejor.