Misma situación, misma tesitura. Vuelvo a estar jugándomelo todo a una
carta, como siempre. Han pasado ya tres años desde la última vez y las fuerzas
y los nervios no son los mismos.
Hace tres años lo veía todo más optimista
Ahora la negatividad y el pésimo inundan mi cabeza. La pérdida de diversidad
del maestro de Primaria como consecuencia de ese mal endémico llamado
bilingüismo, ya no es una amenaza, es un hecho. Serán las últimas oposiciones
en las que pueda defenderme de esta nueva moda que se ha instaurado en nuestro
sistema educativo y que mucho me temo sea muy difícil de erradicar. Por eso voy
al 110%.
Todo esta carrera de fondo la empecé en septiembre, sacrificando
sábado sí y sábado también de mi vida personal en beneficio de un examen, o mejor
dicho de dos exámenes. Pasar el primer corte es de obligada labor, pues sin
ello me veo abnegado al completo y absoluto "paro docente" por mucho
que tenga el colchón de hace tres años. Si algo te enseñan las oposiciones es
que no puedes sobrevivir con la nota de la convocatoria anterior, pues al
volverse a convocar oposiciones la lista se mueve por completo. Así que no hay
margen para el error. Toca sacrificar fines de semana, días entre diario y
hasta puentes y vacaciones. Se trata de una inversión económica, física y mental
de la que si no prospera el resultado puede ser desastroso.
Son 37 años los que tengo y mi mente sobretodo, no está por encima de las
circunstancias. Mi agotamiento mental es evidente en comparación de aquellos
maravillosos 25 jóvenes años con los que comencé esta maratón. La mala suerte o
la desdicha del destino en otras convocatorias, merman la capacidad de uno. Aún
así busco mi "oro olímpico, mi Everest". No puedo competir con la
juventud, pero sí puedo hacer valer mi experiencia, que bien administrada puede
salvarme el cuello en más de una ocasión.
Durante mis clases con la preparadora así me lo hago saber, y aunque no
muestro del todo mis cartas ( pues uno está compitiendo por mucho que tengas a
un compañero al lado en clase de la preparadora) me muestro a mí mismo la
confianza que necesito para ir marcando mis tiempos al igual que un piloto en
la Fórmula 1. Este año he optado por esta modalidad en vez de la típica e
ineficiente academia con la que solo he conseguido medalla de bronce. Para
conseguir el oro, para alcanzar ese Everest he optado por una preparadora con
la que espero alcanzar de una vez por todas mi sueño olímpico.
Ya estamos en junio, con los nervios como nunca me acerco a esta Última Cruzada. El día más nervioso
justo el día antes de la víspera. Ese día desde que me levanto tengo unos
nervios agarrados al cuerpo con los que nunca me había encontrado. Voy a
trabajar en un estado de nerviosismo del que solo salgo una vez que empiezo a
dar clase. Es por ello que me empiezo a asustar más, pues si el jueves me
encuentro en este estado no quiero ni pensar como estaré el viernes (víspera
del examen) o el propio sábado.
Pues contra todo pronóstico ese jueves de nervios me sirvió para gastar
todo lo que tenía dentro, ya que el viernes solo noto un ligero cosquilleo
mientras me tomo un par de Sandwich de camino a Albacete. Como he gastado todos
los nervios el jueves, y viernes, el sábado me siento bastante más
relajado.
Esta vez toca hacer las cosas con cabeza y no lanzarme a la carretera el
mismo día del examen exponiéndome a madrugones inhumanos, retrasos, averías o
cualquier otro infortunio. Cabeza y cuerpo deben de llegar frescos a la
batalla.
Me alojo en un céntrico hotel de Albacete el cual me ha costado lo mismo
que un fin de semana en la Manga (algo de lo que se aprovechan en estas
ocasiones, es de la subida de precios por la poca oferta hotelera de esta
provincia en época de oposiciones)
Sin tiempo nada más que para un repaso por la tarde, una llamada de
FaceTime a mi mujer y a mi hija, me bajó a cenar pronto. Mientras tomo un
bocadillo de tortilla con un tercio de cerveza, paro para reflexionar en
soledad. Esa soledad que tanto necesito y que tanto me critican por no dejarme
acompañar en este tipo de acontecimientos. Pero la seguridad que me aporta
estar solo ante la presión de un examen tan importante, la consigo estando
soledad.
Es por ello que prefiero pasar estas situaciones cual "lobo
solitario" sin manada en la que buscar refugio.
Tras cenar me subo a la habitación. Repaso un poco mientras veo a la
selección jugando contra Turquía, la cual me distrae de la tensión. No hay
tiempo para más.
Duermo bastante bien y me despierto sin necesidad del despertador. Desayuno
un plátano, algo de bollería, un café frío en la habitación y salgo rápido para
la Universidad Laboral, pues en este tipo de oposiciones si no llegas pronto,
luego no encuentras aparcamiento y mi querida Albacete tiene zona azul, así que
es mejor la antelación. Mientras espero a que habrán las puertas como
otros muchos opositores, me encuentro con mi compañero CABO, del que no sabía
que también estaba en mi tribunal, al poco veo a Noemí, otra compi muy amiga de
mi hermana Elena y ya dentro, coincido también con Sandra, otra compañera de
Yeles, que también está en mi tribunal. Nunca antes me había encontrado con
tanta gente conocida y coincidiendo en el mismo centro de examen.
Comienzan los llamamientos, soy de los primeros, me siento y espero como
humanamente puedo a que terminen de nombrar. Comienza el sorteo, caen dos temas
que domino bastante bien ( pues este año me he asegurado todo lo posible y
llevo preparados 23 temas de 25). Contra todo pronóstico de lo mencionado por
mi preparadora decido desarrollar el 22, Resolución de Problemas. Aún no se
porque no decidí hacer el tema 2, que a priori podía lucirme más al ser un tema
en el que podía adaptar esa complicada legislación que tenemos en Castilla la
Mancha y que solo los que trabajamos en ella tenemos cierta ventaja con
respecto a otras comunidades.
Aún así seguí el lado luminoso de la fuerza y dejé que mi cabezonería no
cayera en el olvido.
Terminado el tema y sin casi tiempo para ir al baño reparten el temido Supuesto Práctico. Su fama le precede y
esta vez no hace de menos a su dificultad, entendimiento y desarrollo. Sin duda de los Supuestos más difíciles a los que me he enfrentado, pero un buen
entrenamiento por parte de mi preparadora, junto con la experiencia del
trabajo, hacen que salga adelante. Empecé resolviendo el primero y al poco
decidí volcarme en el segundo. Volví a sentir el lado luminoso de la fuerza y
sin pensarlo dos veces, aprieto los dientes y tiro para adelante.
Termino sobre las 14:30, desde las 9:00 que empezamos. Salgo con buenas
sensaciones, que poco a poco empiezan a convertirse en incertidumbre cuando
empiezas a encontrarte y hablar con unos y con otros. Hay empiezas a maldecir
los porque no puse esto, se me ha olvidado aquello y si he cometido faltas y si
la letra no es legible..., lo demonios se ciernen sobre uno cual noche de
ánimas. No queda más que esperar resultados y aunque el pesimismo inunda mis
pensamientos toca meter la directa con la Programación, pues si pasó el corte
sería de los primeros, así que no hay tiempo que perder.
Viernes tarde, todos esperamos a que salgan las calificaciones. Sabemos que
por la mañana se han colgado en los tablones de los distintos institutos y
universidades de Albacete. Para los que no vivimos allí, toca esperar
agónicamente a que cuelguen tu nota en el servidor de Castilla la Mancha, que
como era de esperar se cuelga y colapsa desde las 14:00 de la tarde.
Son las 18:00 y todavía no se mi nota. En un resquicio consiguió entrar en
la intranet y veo que estoy convocado para el lunes, lo que significa que he
pasado el corte, aunque la rumorología que empieza a extenderse por internet no
se sabe si a ciencia cierta significa eso.
No puedo más, llamó a mí amigo Manuel que vive al lado de ANPE, le pido que
por favor se acerque y con mi DNI pueda comprobar si he aprobado ( son los
sindicatos los que tienen acceso a todos los listados), a la media hora recibo
su llamada, lo había vuelto a conseguir, una vez más pasaba el corte, aprobé
los dos exámenes, estaba a un paso de la final por las medallas, volvía a estar
cerca de mi Evertest. Una vez más conseguía luchar contra viento y marea y
ponerme en otra final.
Toca viajar de nuevo para Albacete, pero esta vez, el oro no se me escapa.