¿Cuántas leyes llevamos
en educación?, ya he perdido la cuenta. Es indignante que se utilice la
educación como propaganda electoral y es
demencial que cada vez que hay un cambio de gobierno lo primero en cambiar sea
la ley de educación.
Cambio de ley implica
cambiar de arriba abajo toda la documentación legislativa tal como PGA, PEC,
Programaciones etc, etc, etc. Es decir trabajar como un condenado hasta que a
otro lumbreras se le ocurra una forma mejor de adoctrinar al alumnado. No pienso perder ni un minuto más en hacer apología de esto,
creo que la verdad clama al cielo.
El cambio de ley les ha
venido muy bien a las editoriales, aunque se esfuercen en seguir diciendo que
han tenido que cambiar los libros a contrareloj. Es interesante ver el desfile
de comerciales cada uno defendiendo a su editorial e intentando demostrar que
son los más innovadores para que el año que viene mandes a los padres comprar
sus libros. Más interesante es aun cuando estás en un colegio de línea 3 y 4,
lo cual hace de nosotros una carnaza sabrosa y muy cotizada.
No dejan de ser
trabajadores, como nosotros, con la diferencia de que a ellos les es vital
venderte su producto. Yo siempre por respeto les escucho aunque en ocasiones me
resulta molesto tener que escucharles compadecerse. Muchos proponen aspectos
que llevados al aula son totalmente utópicos, otros se pasan de listos
diciéndonos lo que no sabemos hacer bien, otros te dan a entender que sería de
los maestros sin el libro de texto y la gran mayoría cree que la enseñanza se
basa siguiendo una buena editorial.
Yo tengo mis
preferencias entre editoriales y también
tengo claro cuales no me gustan, aunque prefiero trabajar sin libro de texto,
pues este no es imprescindible.
Por todos los colegios
por los que he pasado nunca he tenido la opción de poder elegir editorial, lo
que supone que no me queda más remedio que adaptarme a lo que han elegido los
demás el curso anterior. No me queda otra que tirar y apechugar.
Lo curioso de todo esto es que parece que necesitan un pretexto para cambiar
los libros y que yo sepa sumar, restar, multiplicar…, los nombres, los verbos,
los determinantes…, los mamíferos, las plantas, el cuerpo humano…, e infinidad
de contenidos más, siguen siendo los mismos y se siguen enseñando en los mismos
cursos y con similares objetivos y criterios.
Conclusión: que gran
negocio este de cambiar la ley, a cuantos les llenas los bolsillos y a cuantos
más se los vacías.