Otro año más me veo rellenando
esa famosa lista de posibles interinidades para el curso que viene. Aunque he
cambiado de comunidad el ritual viene a ser el mismo que antes. Consiste en
cumplimentar una solicitud con tus datos para después ir seleccionando
provincias, localidades y centros.
Es importante establecerse una
buena estrategia para luego ir ampliando el radio de distancia en Km y aunque
hay destinos que no quieres ni en pintura, lo más importante es soñar en
trabajar todo el año en un centro y a ser posible con una vacante para todo el
curso.
Años anteriores esto era una
auténtica perdida de tiempo, pues pusieses lo que pusieses, hacían caso omiso a
tus preferencias y al final acababas trabajando justo en los sitios donde no querías.
Recuerdo cuando me dieron de
destino Rascafría, lo pasé bastante mal, pues no tenía coche, me casaba en dos
semanas y significaba quedarme a vivir allí. Tampoco ayudó mucho el ambiente de
un centro enrarecido en el que gran parte del profesorado te da la espalda y es
incapaz de mostrar un mínimo de solidaridad y compañerismo.
Este año estoy bastante
optimista y pienso que desde que he cambiado de comunidad la suerte está de mi
parte. Y es que, por desgracia, esto de pedir centro se basa en la suerte. Una
lotería en la que si trabajas al lado de casa te ha tocado el gordo. Por lo
menos así lo veo yo. Cuando tienes familia lo más importante es trabajar cerca
de tu casa pudiendo disfrutar de ellos todos los días. Ese es el mejor complejo
vitamínico para afrontar el día a día de nuestras vidas.
Después de todo el periplo del
año pasado es una suerte seguir en activo. Lo único que espero es seguir
trabajando un año más. Es lo que pido siempre, poder seguir trabajando.
La diferencia es que este año
no hay oposiciones, lo que te hace la vida más fácil. Pensar que estamos en
junio y uno puede relajarse haciendo deporte, saliendo con tu familia, leyendo
libros atrasados, dibujando, escribiendo…, pequeños placeres que sin duda con
la oposición a las puertas, serían muy difíciles de saborear.
Hay que ver lo fácil que
resulta el año que no opositas. El año pasado a estas alturas estaba de los
nervios y con ese nudo en la garganta que no me deja respirar.
Sólo con pensar en el ello me
vuelven los nervios. Este año toca relajarse y el curso que viene ya se verá.
De momento vamos a pensar en las vacaciones que se acercan y que todos estamos
deseando cogerlas.
Se acaba el curso y aunque
parezca mentira siento que no quiero que termine. Ha sido un buen curso,
demasiado idílico diría yo. Me da pena que se acabe, pues encontrar la suerte
como este año va a ser difícil que se repita.
Que la suerte te sonría una
vez, no significa que nunca más lo vuelva hacer. Si algo ha cambiado en mi
forma de pensar, es a ver la vida desde un punto de vita más optimista.
Como dice Paulo Coelho: “Deja
de pensar en la vida y resuélvete a vivirla”.
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