Nervios en el estómago, mezcolanza
de sentimientos, impaciencia por saber cual será el próximo destino. Intentas
sostener tus emociones para que estas no salgan desbordadas…, toca cambiar,
toca “Volver a Empezar”.
Ya se me había olvidado lo
difícil que resultan las despedidas cuando uno es interino y además sustituto.
Hoy se marcha una compañera que durante dos meses ha sustituido con muy buen
criterio a mi compañero. No lo ha tenido nada fácil, pues cuando eres sustituto
siempre tienes la sombra del titular que suples.
Puede sentirse orgullosa, ha
cumplido perfectamente con su trabajo y eso que no lo ha tenido nada fácil. En
muchos aspectos me recuerda a alguien, alguien del cual no recuerdo su nombre,
alguien que empezaba en el mundo de la docencia sobreviviendo con
sustituciones, siempre con la presión de hacerlo lo mejor posible para que
cuando se incorpore el titular, todo se retome en el mismo punto que se dejó.
Quizás, cuando este profesor al
que me recuerda esta compañera comenzó en la docencia, desconocía muchos
aspectos de un colegio. Pero siempre hay algún compañero que actúa como un
padrino sobre ti, como un hermano mayor que tiene que cuidar de su hermano
pequeño. Te ayuda, te asesora en todos los pasos y decisiones que tomas, siempre te
ejemplifica vivencias las cuales puedan servirte de experiencia.
Espero no haber sido muy pensado o demasiado protector pero…,
me acabo de dar cuenta…,
ya caigo, este profesor al que
me recuerda mi compañera…, sí, soy yo.
Me había olvidado de cómo era
este mundo cuando uno está todavía con la “L” recién quitada.
He tenido grandes compañeros
que siempre han estado allí para echarme una mano. El día de mañana puede que
mi compañera sea la que tenga que ayudar, asesorar y ejemplificar con
“batallitas del abuelo” a su nuevo compañero o compañera. Es “Ley de vida”.
Espero haberla ayudado como me ayudaron a mí.
Al ver despedirse a esta chica
no he podido evitar recordar mi marcha de muchos centros en los que he
sustituido. Me he dado cuenta que no soy el único sentimental que se va con un
nudo en la garganta o con los ojos aguados en lágrimas.
A pesar de las dificultades y
disgustos, al final acabamos encariñándonos de los alumnos. Quizás cuando te
toca un grupo complicado con el que trabajar, esa satisfacción de conseguir
hacerte con las riendas del carro se hace mucho más meritoria.
Comprendo a mi compañera,
cuantas veces me he visto como ella…, muchas…, y por desgracia creo que el año
que viene, si el destino no cambia y al paso que vamos no lo creo, me veo sobreviviendo a
base de sustituciones, eso en el mejor de los casos, en el peor…, a la lista
del INEM junto con 6 millones de parados más.
La vida del interino es
“AMBULANTE” pero cuando tienes que sustituir, lo es aun más.
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