Como cada martes, tengo
destinado una hora de lectura obligatoria con mis chicos y chicas de tercero.
Como en la mayoría de centros, para esta hora tenemos asignado un libro de
alguna editorial, a cual mas rollo para leer. A los chavales ni les gusta ni
les motiva, es más, incluso lo aborrecen.
Yo que soy de la misma opinión
que Daniel Pennac (me encantan sus derechos imprescindibles del lector) o Pio Baroja.
La lectura debe ser por placer, hay embarcarse en un libro como en una aventura
personal y es que, desde el momento en que la lectura pierde su condición de
placer, los chicos no encuentran en los libros más que motivos de frustración.
Si hay una editorial que se
llevaría la medalla de oro a los libros de lectura más aburridos, esa sería
Anaya (aunque el resto de editoriales cada vez compiten con más fervor por
llevarse ese oro). Creo haber trabajado todos y cada uno de los libros de Lecturas
2 y Lecturas 3 que tiene designados
para leer en grupo. Insufribles.
Un año más tengo que obligar a
mis alumnos a leer esos rollazos de libros para cubrir esa absurda hora de
lectura “obligada”. La lectura tiene que ser voluntaria, libre y espontánea.
Este año estoy algo revolucionario e idealista, así que decidí cambiar una
propuesta por otra que considero que a ellos les iba a gustar más.
Democráticamente les di a elegir: son perfectamente conscientes de que los
martes hay una hora de lectura obligada sí o sí. Con lo cual podían elegir
entre el rollazo de libro de Anaya del cual echaban pestes desde comienzo del
curso o “El Club del Cuento”. Les dije que tendrían que probar ambos “pasteles”
para luego decidir cual les gustaba más. “El Club del Cuento” ganó por mayoría
absoluta.
No se trata de cambiar una
lectura que a mí me parece aburrida, la cuestión es leer algo todos juntos que
les provoque ilusión, entusiasmo y motivación. No es la primera vez que lo
utilizo y siempre me ha dado resultados, además si alguien conoce bien a sus
alumnos soy yo, que para eso les doy clase y estoy con ellos día a día.
“El Club del Cuento” lo he ido mejorando
con el paso de los años. Mi primer proyecto no se parece nada a lo que es hoy
“El Club del Cuento”, incluso antes no se llamaba así, fue un alumno el que
decidió bautizarlo con ese nombre.
De eso se trata, de ir
cambiando y modificando, en definitiva, en saber adaptarse al paso de los
cursos, las edades y sobre todo, de las aficiones de los chicos. Comencé a
elaborarlo al segundo año de empezar a trabajar como profe. De ahí en adelante
es curioso ver como curso tras curso ha ido evolucionando. Uno de los cambios
más significativos de este particular proyecto, fue cuando trabajé con alguien
que te despierta la originalidad además de lo más importante, su talento.
Trabajar con alguien con talento puede dar resultados satisfactorios si
absorbes y aprendes de él todo lo que puedas. Por supuesto que mi “Club del
Cuento” no está a la altura lo más mínimo con la “Aventura Educativa” o el “El Príncipe Feliz”, pero si alguien te muestra el camino, tu tan
solo tienes que coger una mochila cargada de ilusión y esperanza y lanzarte a la aventura.
En mi última oposición, se que
gustó mucho al tribunal, aunque tengo que mejorar la manera de vendérsela en
las siguientes. De todas formas no necesito la aprobación de un tribunal de
oposiciones para convencerme de mi trabajo, me basta con saber que mis alumnos o
mis compañeros así lo entienden y lo disfrutan.
Hace poco mis compis de nivel
me preguntaron por eso que los chicos dicen de un club..., a principio de curso
les hablé de él y hará algún tiempo que decidieron verlo por si mismos, pues mis
alumnos contagiaron a su vez a los suyos sobre mis horas de lectura de los
martes.
Les impresionó y les gustó. Me
dijeron que si no me importaba que ellos también en sus clases lo trabajaran.
Como me iba a importar, para mí es un orgullo que alguien distinto de un tribunal
de oposiciones le entusiasmase mi proyecto.
El rumor se ha ido extendiendo
y 4º de primaria también quiere trabajarlo. Les he comentado que “El Club del
Cuento” está desarrollado para 2º o 3º de primaria, 4º quizás se queda fuera a
nivel metodológico y conceptual.
Aun así yo le he enseñado el
camino, como me lo enseñaron a mí. Ahora les toca ellos coger su propia mochila
e intentar cruzarlo con la mayor ilusión y esperanza posible.
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