miércoles, 15 de febrero de 2012

Una de cal y otra de arena

No hay mal que por bien no me venga. Hay que ver siempre el lado positivo de la vida

El otro día recibí una mala noticia. Fui a ver las listas de aprobados de la 1º fase de esta absurda oposición y comprobé que no había pasado el corte. Me quedaba fuera de la final.
Fue un duro golpe, directo a moral, no esperaba sacar la plaza, pero si tenía opciones de pasar a la 2º fase y defender la Programación. No fue así. Sólo encontré a 24 compañeros en un folio a los que les felicito por ser los únicos en conseguir salvarse de una criba. Comenzamos 234 opositores de media por tribunal y sólo han pasado 24.
Fue una batalla perdida desde el principio. Empecé esta última oposición con la moral por las nubes. Durante el verano me dediqué a preparar mi programación (de la que estoy convencido, hubiese flipado el tribunal) he estudiado a conciencia, incluso me he grabado los temas con micrófono en mano y los he ido escuchando al ir y al venir del trabajo. Mi conciencia está tranquila.

Todo se fue a la mierda cuando a los políticos se les metió en la cabeza decir: “No hay oposiciones” “No hay dinero”, al cabo de tres semanas cambian de idea (ya que hay elecciones) y dicen: “Sí hay oposición” pero con condiciones, cambian el sistema. Ahora ya no valen los cursos (cursos en los que por cierto me he gastado en torno a 800 euros) y además nos sacamos de la manga una nueva prueba que no han sido capaces de concretar en que consistía en ningún momento.
Todo el panorama afecta al pobre opositor. Aun así, uno no se rinde, continuo estudiando y preparándome a pesar de no saber ni siquiera la fecha en la que realizaremos los exámenes. Al comenzar el curso se oyen rumores …dicen que será alrededor de Diciembre. Ni siquiera los sindicatos saben contestarte, al final fue una fría mañana a finales de Noviembre, 234 opositores por tribunal, apiñados antes de los llamamientos como sardinas en lata. Entré a las 8:30 y no salí hasta las 4 de la tarde, tres exámenes, dos horas por examen. Hice todo lo que pude. El tema se que lo bordé. La prueba del Decreto, muy subjetiva y más aun cuando me he enterado de cómo la han corregido. El supuesto práctico, hay que ser realistas, no me salió bien. Resultado, me quedo fuera por la lucha de las medallas.
No hay que buscar excusas ni consuelo de tontos, si 24 compañeros han pasado es porque lo han hecho mejor que tú.
Sólo hago repetirme  “hice todo lo que pude”. Por supuesto nadie tiene en cuenta que un mes antes de la oposición un servidor tuvo que quedarse al mando del colegio en el que trabaja. Asumir funciones y responsabilidades más allá de mi tutoría, además de juntar las dos clases de primaria y tirar adelante con 22 alumnos desde 1º hasta 6º, con un Tdh desbocado cual potro salvaje. Por supuesto que eso no se tiene en cuenta. No es excusa, no hay que justificarse, es consuelo de tontos, pero todo influye, en pequeños porcentajes pero influye.

Cuando recibes una mala nota después de todo un esfuerzo no recompensado, el cuerpo se queda helado. Pero está vez, algo hizo compensar un momento tan amargo, y es que, mis alumnos de 1º por fin están leyendo. Después de encontrarme a principio de curso con un grupo de 1º que no se sabían ni tan siquiera  las vocales ni los número del 1 al 9, ahora empiezo a ver resultados. Me ha costado lo indecible pero al fin compruebo, una vez más, que el buen hacer, junto con la paciencia y añadiéndole una pizca de innovación pedagógica particular,  obtenemos resultados positivos.

“Comenzamos en la UVI, ahora estamos en planta, espero terminar el curso y dar el alta a los pacientes”. El mismo día que fui a ver las listas, ese mismo día, mis chicos de primero eran capaces de leer solos. Además también han aprendido a sumar  con dos sumandos y con llevada y  a restar con dos cifras.
Es una sensación increíble ver como los alumnos con más dificultades de mi grupo consiguen los objetivos propuestos, es un cúmulo de sensaciones: alegría, satisfacción, orgullo, emoción, ternura.

Que bonita es mi profesión. Estos momentos son los que merecen la pena, por eso adoro ser maestro.
El mismo día una noticia mala, una buena, me quedo con la buena. No he conseguido pasar el corte en la oposición, pero mis alumnos de 1º ya saben leer, sumar, restar y escribir. Cuatro destrezas básicas con las que no partían a principio de curso y que con tesón, paciencia y  buen hacer,  conseguimos que todo o casi todo sea posible.

Si no hay mal que por bien no venga, mi mal es no haber pasado a la segunda fase de la oposición y el bien que venga, el saber que mis chicos salen adelante.