martes, 12 de abril de 2016

Casualidad o destino

No acabo de sorprenderme de cómo la casualidad o el destino pueden darse a conocer sin que uno lo espere.

Vamos juntos al colegio, los dos cogidos de la mano. Primero vamos a mi clase, a ella le gusta entrar y observar a su alrededor ver como es la clase de papa, donde se sientan los niños, mirar los trabajos colgados en la pared…
Cuando se acerca la hora de entrar la llevo hasta su clase y la despedida es más llevadera. Hasta hace poco, la dejaba bien temprano antes de que empezara el colegio, en esa sala llena de niños alborotando. Siempre he pensado cuanto la podía impactar a la vista de una niña de tres años ese ambiente magnificado.
Nunca ha llorado, admirable para una niña de tres años que no haya derramado ni una sola lágrima al dejarla por las mañanas. Siempre ha sido muy valiente y eso hace que los padres suframos menos en estos casos.

La vida es más fácil cuando pisas sobre seguro, volver a un centro en el que ya has estado, pone las cosas más fáciles. Conoces al Equipo directivo, conoces a la gran mayoría de tus compañeros, incluso conoces a tus alumnos, que aunque sea de vista los identificas de haber cuidado patio o de haber sustituido alguna vez en sus clases.
Es por poco tiempo, pero como muchas veces me repito a mi mismo, es mejor poco tiempo y cerca que mucho y lejos. Me sorprendió el recibimiento, tanto de mis antiguos compañeros como de los que en su día fueron mis alumnos. Nada más orgulloso para un maestro que alguien se alegre  tanto y te reciba con los brazos abiertos por volver donde un día trabajaste.

Y aquí estoy ahora, haciendo funciones de maestro y padre en el mismo centro.
Ya lo hablamos de broma hace tiempo. Le comentaba a Jaime:
- Mira que si me dan tu baja en el cole, que casualidad sería.
Pues hay veces que los planetas se alinean y mira por donde estoy supliendo la baja de un amigo y un mentor. Una doble responsabilidad, sustituir a un amigo y aquel maestro que una vez fue mi tutor de prácticas. El año pasado trabajé en la escuela unitaria de mi otro tutor de prácticas, Manuel, mira por donde este año sustituyo a Jaime. Ahora que lo pienso, más que casualidad lo veo destino. Sí, a mi me gusta creer que es el destino lo que nos mueve en la vida. Así que cumpliremos con lo que se nos encomienda, pero esta vez con una ilusión especial.
Casualidad o destino…, yo creo en esa  fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos se enfrentan a lo largo de su vida. No es otro sino el destino, aquel capaz de crear esa sucesión inevitable de acontecimientos de los que una persona no puede escapar.


Bendito destino, ojalá me sigas sonriendo.