sábado, 4 de enero de 2014

To Sir, with love

- “Ingeniero puede ser cualquiera, pero sacar adelante a estos chicos…, eso es un don señor Thackeray”.
Cuanto de cierto hay en esa frase de la película “Al maestro con cariño(To Sir, with love)”.

Yo no creo que ingeniero pueda ser cualquiera, es más creo que una ingeniería es una carrera muy difícil y costosa de terminar.
Pero sí hay de cierto en la frase que le dice el “señor Westhon” a Sidney Poitier, y es que tampoco un profesor puede ser cualquiera, en ocasiones hay que tener un “don”.
Adoro esa película, el otro día mientras mi hija dormía la siesta vi que la echaban por la tele así que preparé la comida rápido y  me puse a verla tranquilamente. La he visto unas cuantas veces pero no me canso de verla. De vez en cuando es conveniente volver a ver esta película, pues me enseña porque elegí esta profesión.
A pesar de ser una película antigua, si que refleja fielmente el entorno de un centro escolar. Me gusta, pues me identifico mucho con el señor Thackeray. Ese profesor que llega a un centro e intenta cambiar la sociedad con algo tan básico como son unas sencillas normas mezcladas con la ética y la moralidad. Colegios como ese de Londres se pueden encontrar aquí. Centros que quedan condenados a convertirse en guetos sin poder hacer nada para remediarlo. Ahí es donde entra la figura de el señor Thackeray. Es el  héroe a la sombra de la sociedad que llega a este centro sin mas remedio, pues ganar un sueldo es la base sostenible sobre la que giran nuestras vidas. Allí se enfrenta a situaciones a las que nos enfrentamos nosotros cada día y de igual modo intenta afrontarlas.
Nadie apostaría nada por el señor Thackeray, pero él demuestra su “don” siendo capaz de cambiar a esos chicos teniendo en cuenta las condiciones en las estaban.
Es precioso ver como poco a poco el señor Thackeray se va ganando no solo la confianza de sus alumnos, sino la de sus propios compañeros e incluso la del barrio. Ese respeto tan añorado que una vez tuvieron los maestros. Ver como se emociona no solo él sino yo también, cuando al final del curso sus alumnos le regalan esa canción dándole las gracias, las gracias con amor:
To Sir, With Love    



Sin duda es una escena en la que todavía me sigo emocionando cuando la veo.
Cuando pasé un curso por Navalcarnero en un principio no creí que tendría que ser el señor Thackeray. Pero las condiciones, el entorno y el perfil de alumnado hacía indicar que así sería. Fue un año muy duro pero reconfortante.
Últimos días antes de las vacaciones, estaba dando clase tranquilamente cuando llamaron a la puerta. Entraron casi todas las madres, los chicos conjurados con ellas no me había dicho nada aunque al verles sus sonrisas picaronas entendí en complot.
Lo emotivo de aquello no fue el regalo sino la carta que escribieron. Una carta muy parecida a la letra de la canción de Lulu Frieda. Alguien les dijo lo que significaba esa canción y esa película para mí(desde aquí le doy las gracias por ese detalle).
La carta la tengo junto al cuadro enmarcado que me regalaron con la foto de toda la clase.

Como el señor Thackeray, yo también me emocioné  reaccionando como él. Cuando él se encuentra sólo en su despacho leyendo las dedicatorias de sus alumnos se da cuenta que tiene que seguir siendo maestro. Rompe la carta con la oferta de trabajo de ingeniero y decide continuar con su cometido. Si ha sido capaz de cambiar a esos chicos podrá con los del curso siguiente.

Pensar así es la manera de afrontar mi trabajo, esperando lo mejor de uno en cada curso y que ejemplos como el de el señor Thackeray o mi paso por Navalcarnero no caiga en el olvido, ya que gracias a ellos un maestro sale adelante.
Como no contar esta anécdota en mi diario, claro que sí. Sólo necesitaba encontrar el momento perfecto para recordarla.

Gracias señor Thackeray



For all students, with love. (Para todos mis alumnos, con amor)