martes, 20 de noviembre de 2012

Las Abejas del Valle

Cuando uno era alumno, las excursiones eran el plato fuerte de cada trimestre, esperabas con ansia para que llegase ese día. El salir fuera del colegio por un día, montarte en el autobús, las canciones típicas de excursión que hoy en día se siguen catando: Juanito se hizo pis en el saco de dormir... ¿Quién yo?... Si tú... Yo no fuí... ¿Entonces quién...?, canciones, en las que al final los profesores también nos vemos implicados y acabamos cantándolas como un muchacho más. Hoy, los chicos esperan con la misma ilusión la llegada de excursiones.

La semana pasada fuimos de excursión a “Poyales del Hoyo” “Al museo de las abejas”.

Con la que no está cayendo encima, las excursiones suponen un gran esfuerzo a muchísimas familias, sobre todo para aquellas que tienen varios hijos. A principio de curso estábamos preocupados, teníamos que buscar excursiones económicas para que las familias pudieran afrontarlas sin dificultades, excursiones sencillas que no acarreasen gastos extras. Decidimos ir “Al museo de las abejas” por el módico precio de 3 euros. Lo que no podíamos imaginar es que fuese tan instructiva, interesante y motivadora. Me pareció una de las mejores excursiones a las que he ido con mis alumnos. Cuando realizas una excursión, pretendes que esta tenga un sentido útil para los chicos. Intentas que aprendan desde un punto de vista distinto al aula. En esta excursión no solo aprendieron los alumnos, también los profesores. Me gustó mucho pues descubrí aspectos de estos animales que desconocía y eso me encanta.

Yo que soy muy crítico, diría que al museo le faltó realizar algún pequeño taller con cera o miel. Aun así creo que la visita fue muy provechosa. La he recomendado a muchos compañeros y si algún año puedo, volveré con otro colegio. El paisaje, las vistas y el trato familiar, mereció la pena.

Muchas veces, en la sencillez de las cosas encontramos el bienestar, el gusto y la pasión por los pequeños placeres diarios.