viernes, 15 de noviembre de 2013

Así somos

¿Quién dijo que no tenemos sentido del humor?



9. SUPLENTES:
Suelen ser jóvenes. Con hacerles un poco la pelota sobre lo modernos que visten y lo guay que conectan con vosotros os tenéis ganado el aprobado en junio.
-¡Ay!, ¿de verdad que me quedan bien los tejanos?. ¡Aprobado en junio!

2. SEVEROS:
Se caracterizan por estar todo el día de mal humor y de no dejar pasar ni una.
- El que no tenga las uñas perfecta-men.te cortadas y limpias tiene dos puntos menos en el examen. ¿queda claro?

10. DESPISTADOS:
Del grupo de los que molan. Es fácil encontrártelos un festivo por los pasillo del centro y los días de examen suelen olvidarse las preguntas en casa.
-¿Dónde habré puesto yo las respuestas del examen?

5. ENRROLLADOS:
Estos son de los peores, nunca sabes de que palo van. Se caracterizan por su manera de acercarse a ti con un lenguaje "colegón".
- Las Mates son chachis y molan mazo. Sacar los bolis que tenemos examen sorpresa, pero de guays ¿eh?

6. MARCIANOS:
Sus técnicas educativas provocan sorpresa en cada clase. Enseñan dibujo técnico sin usar una regla o matemáticas como si fuera una clase de yoga.
- En un triángulo rectángulo sideral, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma mística de los cuadrados de los catetos del amor.

3. SÁDICOS:
Bajo un lenguaje amable se encuentra un personaje desconcertante. Suele jugar con un clip con el que escarba uñas y dientes.
-Hoy vamos a hacer el examen de geometría a la vez que el de educación física. ¡A ver como se os da!

4. DESCONFIADOS:
La pesadilla del alumno. Creen que todo el mundo tiene chuletas o saca apuntes en los exámenes. Por suerte sólo son exigentes antes de las pruebas.
-¡Ajá, te pillé la chuleta!

7. NOVATOS:
Dudan hasta de su sombra. El rodaje que les falta los convierte en inseguros permanentes. Lo mismo te plantan un examen sorpresa que os manda salir al patio media hora antes.
- El Nilo tiene 8000 metros de altitud, no de latitud, no ese el  Everest, sí, no el Cairo es navegable...

8. INQUIETANTES:
Hablan poco. Muestran un gusto peculiar por la ropa negra y tienen la especial manía de dar las clases con gafas de sol.
- Chicos, el momento que esperábamos. ¡Al laboratorio a destripar ranas!




Yo, yo mismo y mi loca cruzada en Albacete

2º PARTE

Fue un domingo por la tarde después de comer.
Decidí emprender mi segunda cruzada hacia Albacete.

Que distinto se hacía este segundo viaje, durante el camino no paraba de pensar en lo complicado que lo iba a tener al día siguiente. Un descuido en mi programación, un error humano sí, pero un error grave podía dejarme fuera de juego nada más comenzar.
Ni siquiera podía concentrarme en la radio o en la música, solamente en intentar buscar la mejor solución ante un error imborrable. Esa preocupación en mi cabeza harían de mí un manojo de nervios durante las 24 horas siguientes.

Llegué sobre las 19:00, en esta ocasión si me quedaría a dormir en un hotel, dejé la maleta y preparé la ropa, después salí a dar un paseo por la ciudad. El hotel estaba en las afueras así que cogí el coche y aparqué cerca del instituto donde me examiné la última vez.
Hacía un calor insoportable, decidí dar un paseo por el centro y de paso buscar algún sitio donde cenar algo ligero.
Mientras paseaba sólo por las calles de Albacete buscando la sombra como los ratones, caí en la cuenta de que era la primera noche que iba a pasar sin mi hija. La soledad, junto con los nervios comenzaron a mermar mi ánimo. Sólo me repetía a mi mismo, ¡Venga!, mañana acabas con todo esto.
Me senté en una terraza al aire libre y cené un bocadillo de jamón serrano(muy rico por cierto). Después decidí volverme al hotel , me duché, di un último repaso a mi exposición y después me puse a ver la tele intentando encontrar sueño.
Dormí muy poco y me levanté temprano. Llegué de los primeros al instituto. Comencé con mi ritual musical.
Esperé pacientemente a que abriesen el instituto, esta vez si que estaba nervioso. Mientras, veías pasar a gente con sus maletines llenos de material, casi todo el mundo acompañado por algún familiar. Yo como siempre “lobo solitario”.
Al poco nos llamaron, subimos al segundo piso y nos metieron a todos en un aula. Allí nos nombraron por lista, éramos seis, con lo cual una chica y yo tendríamos que exponer por la tarde (yo el último por cierto).
Menudo jarrazo de agua fría. Tenía que estar esperando hasta las cinco de la tarde, miré el reloj, solo eran las 8:30, madre mía.
Menos mal que nos dejaban estar en un aula hasta la hora de comer. Casi todo el mundo se fue a su casa o con su familia a esperar en otro lado. ¿A dónde iba ir yo?, con el calor que hacía, no eran ni las 9 y hacía más de 30º. Toda la mañana metido dentro de una cafetería no entraba en mis planes
Sin otra cosa que hacer me puse a repasar una y otra vez. Paré a las 10:30 y desayuné un bollo y un batido de fresa. Después estuve hablando con dos compañeras de mi mismo tribunal, intercambiando opiniones.
Luego me quedé sólo. Así que empecé a ensayar en voz alta mi presentación. El tiempo pasaba muy muy despacio. Solo eran las 11:00 y  el calor cada vez más atenuante. No me quería ni imaginar como sería fuera, en el exterior. De las ventanas emanaban radiaciones  caloríficas que hacían a uno sudar por todos los poros de tu cuerpo.
Sin nada mejor que hacer seguí estudiando y repasando y estudiando y repasando…,
Llegaron la 13:45 por fin, se me había hecho interminable. Cerraban el instituto hasta las 15:30. Cuando salís en el instituto. sperando a que terminara, no hab.contraban mienbros e acaba, dentro de dos horas se acaba, dentro de dos hora a la calle casi me mareo del calor y si a eso le sumamos un estómago vacío lleno de nervios...
No me complique mucho la vida para comer, fui a una cafetería que estaba cerca y a la que el día anterior durante mi paseo le había echado el ojo.
Comí dos sadwich mixtos y un par de aquarius, después hice lo que nunca había hecho en mi vida, me pedí una tila.
Que nervioso estaba, nunca había estado así, el estar toda la mañana esperando a que de una vez por todas pudiera quitarme esto de encima me había dejado un estado de nervios fatal.
En mi cabeza no hacía otra cosa que repetirme una y otra vez, dentro de tres horas se acaba, dentro de tres horas se acaba, dentro de tres horas se acaba…,
Eran las 15:00, todavía falta media hora. A pesar de que dentro de la cafetería se estaba bien con el aire acondicionado, decidí salir y esperar en un banco a la sombra. Justo al lado se encontraban miembros de mi tribunal tomando café al aire libre, que situación, ellos no me vieron, no quería pasar delante así que  no me moví del banco hasta que no se levantaron ellos primero.
Las 15:30, por fin vamos para allá.
Primero comenzó la chica que iba delante mía, yo me quedé sólo en el pasillo, esperando a que terminara, no había nadie más en el instituto, que sensación, no sabría como describirla.
De pronto salieron a buscarme, era el momento de sacar bola para elegir la unidad didáctica. El presidente me preguntó.
- ¿Cómo van esos nervios siendo el último?
- La verdad es que con ganas de terminar cuanto antes
- Venga, tranquilo, no olvides que nosotros somos compañeros  y te vamos ayudar en lo posible.

Me tranquilizaron mucho sus palabras.
Durante la hora que te dejan no te da tiempo a ponerte nervioso, tienes que preparar la unidad que te ha tocado y por el contrario que durante el resto del día el tiempo se pasó volando.  Cuando comencé mi exposición al poco se me olvidaron los nervios, incluso hubo varios momentos en que disfruté con mi defensa. El tribunal tampoco fue tan agresivo como pensaba. No mencionaron mi error en la programación, pero tampoco lo pasaron por alto.
Quedé muy satisfecho con mi defensa y exposición. Cuando salí eran más de las 18:00. Ya no me importaba el calor, me fui al coche, me cambie de pantalón y de camisa en la misma calle, todo me daba igual, había terminado, por fin había terminado.
De camino a casa no hacía otra cosa que pensar en mi hija, en llegar y abrazarla. Sabía que ese error en mi programación no iban a pasarlo por alto pero mi defensa y exposición fueron muy buenas. Solo esperaba que una cosa compensase la otra.
Y así fue, menos mal. Si algo he aprendido de esta cruzada es que pase lo que pase, los errores hay que afrontarlos con la cabeza bien alta, asumiendo la responsabilidad que ello implica y procurando que la próxima vez no vuelva pasar. De eso estoy completamente seguro.
Ahora estoy trabajando en otra Comunidad, contento con mi resultado, puede que sin ese error, nunca se sabe, ¿quizás la plaza?..., si el destino ha querido esto para mí, pues que así sea. Algún día el destino será justo conmigo, estoy seguro.
Gracias a esta loca cruzada hoy sigo teniendo trabajando, con la suerte  de trabajar en lo que más me gusta, “enseñar”. Sigo un nuevo camino, cambiando el mundo como siempre a mejor.


Y eso es todo.