miércoles, 12 de junio de 2013

Tortura con Problemas


Llevaban desde de que comenzó el curso dándome el tostón:
Profe ¿Podríamos hacer un Taller de Resolución de Problemas como el que hicimos en 3º?. Así un día y otro y otro…, que pandilla de pesados…

Siempre me ha gustado innovar en mis clases, hará casi 4 años me inventé un “Taller de Resolución de Problemas” muy particular. Lo he utilizado en varios centros y aunque es muy lúdico (más bien constructivista) motiva y divierte muchísimo a los chicos.
Este año, aquellos alumnos de tercero que estrenaron el Taller, hoy están a punto de promocionar al instituto. Toda mi obsesión era mejorar la resolución de problemas y dejando atrás teorías constructivistas, a las que cada vez tengo más manía, me centré en la realización de estos con otro enfoque más tradicional.
Se tenían que enfrentar a la CDI, van a pasar al instituto, alcanzar y conseguir uno de los objetivos generales de la educación primaria, el objetivo “g”…, cuanta presión. Yo soy el profesor de matemáticas y el responsable de esos resultados.
Aposté por un enfoque más clásico y tradicional, pero  el que mejor  funciona.
A los chavales les aburre, les desmotiva y no les gusta, pero es el que mejor  funciona.
Al final del curso  decidí repetir el taller de resolución constructivista y funcionó muy bien, mejor de lo que yo esperaba, es más, antes de terminar el curso puede que lo vuelva a repetir. En ambos enfoques los alumnos aprenden, la diferencia es que en uno disfrutan mientras que el otro es una imposición y obligación. Uno va enfocado a su aprendizaje personal y el otro cumple una función, que los alumnos sean capaces de resolver una subjetiva prueba CDI que no sirva nada más que para desprestigiar la escuela pública.  Sigo pensando que esta prueba, es el centro quien debería prepararla y no un grupo de pedagogos de despacho que no han pisado un aula en su vida y no tienen ni pajolera idea de lo que se enseña, se pelea y se sufre en las trincheras(en las aulas). Anteponer la motivación de mis alumnos por desempeñar un papel notable en dicha prueba es trabajar en contra de mis principios, pero hay que cumplir con la voluntad de la “Estrella de la Muerte”.
Si algo he aprendido este año, es que ambos enfoques  se podrían haber trabajado. Tanto me he centrado y obsesionado con que los chavales promocionen “con excelencia” que olvidé unos de mis pilares básicos. 
"¿Me estaré contagiando de la Ley Wert?" ¡Qué Horror!

Trabajar con una espada de Damocles apuntándote directamente no ayuda a los profesores ni tampoco a la escuela.
Jugarse a una carta los conocimientos adquiridos a lo largo de una etapa no es justo para los chavales. Parece como si no se confiase en los profesores, como si tuvieran la necesidad de demostrar que los alumnos no aprenden y que los profesores no sabemos enseñar.
Me alegró saber que los chicos se seguían acordando del taller que una vez realizaron  en 3º, me alegré aun más cuando descubrí que a largo plazo se obtienen resultados. Si de algo estoy convencido, es  que creo ciegamente en lo que hago y estoy seguro que aportó más a su formación un enfoque que otro.
En breve tengo que opositar, todos los años cae algún supuesto práctico en el que hay que desarrollar algún método de resolución de problemas. Si el tribunal que me toque es “constructivista” puede que le guste el primer taller, si por el contrario es “Clasista” sin duda el otro. 
Espero que el día del examen la clarividencia esté de mi parte.