viernes, 20 de septiembre de 2013

Una Nueva Aventura


Hace tiempo que no escribía en mi blog, ya tenía ganas.

Me gusta comenzar a escribir entradas cuando comienzo el curso, es como si se me despertara el apetito por escribir, por tener prisa en contar mis nuevos desafíos y recordar mis experiencias pasadas.

Muchos cambios han ocurrido en mi vida docente y personal desde la última vez que escribí. Después de un final de curso caótico y mezclado con dos duras oposiciones en distintas comunidades, el destino ha querido que comience una nueva aventura en otra comunidad. Mi divorcio con la comunidad de Madrid ha sido “la crónica de una muerte anunciada”, algún día dedicaré una entrada al sistema de oposición madrileño. Nos exigen tener una base de datos absurda y permanente en nuestros cerebros para poder aprobar unas oposiciones, lo que ellos consideran “excelencia docente”, tengo curiosidad por saber como se las apaña esa “excelencia docente” en mi puesto de trabajo de estos dos últimos años.
La consejera de la comunidad de Madrid y sus secuaces, los mismos que deciden cambiar por completo el sistema de acceso al profesorado, se dedican viajar a Buenos Aires, acompañando a los lideres de la manada, a gastos pagados, con parte de mi nómina y recortes salariales de varios años para luego tener que aguantar: “relaxing cup of café con leche.”

Como el 75% del profesorado interino me he visto abnegado al destierro con una patada en el culo, así le echan a uno por la puerta de atrás después de casi 7 años de servicio, 6 cursos en los que he dado todo como docente y como persona por sacar adelante a los distintos grupos que han pasado por mis manos. Con la cabeza bien alta y sabiendo que mi trabajo no quedará en el olvido, el imperativismo de Lucia Figar y sus camaradas hacen que el “Maestro Ambulante” continúe su cruzada por la Tierra de Don Quijote, la tierra que me forjó como Maestro y a la que un día tenía que volver…,el hijo pródigo vuelve.

No pensé que empezase a trabajar a primeros de septiembre, mi asombro fue comprobar que el día del cumpleaños de mi hija, Ariadna, fui nombrado para empezar en el colegio que tengo al lado de mi casa, a tiempo parcial sí, pero al lado de mi casa y para todo el curso. Durante un año se acabaron los viajes kilométricos, los atascos, comer en comedores, guardar patio todos los días…, bueno algún día la suerte me tenía que sonreír.
Creo que el esfuerzo y la nota sacada en Albacete tuvieron recompensa, lastima ese despiste en mi programación, que hubiera pasado sin ese despiste, ¿la plaza quizás?…, nunca se sabe. Lo que está claro es que me volveré a ver las caras con esta comunidad y ya veremos lo que pasa en igualdad de condiciones.

Siempre he dicho que en esta profesión hay que evitar trabajar tan cerca de tu casa, cualquier problema en el colegio al final se traslada a tu vida diaria quedando condicionada en muchos aspectos. Se de un compañero en Fuenlabrada que trabajaba al lado de su casa y al final tuvo que pedir  traslado.
Aun así es cuestión de saber esquivar los problemas, aunque en ocasiones son estos lo que te persiguen sin cesar. Bueno, al menos no tengo que dar clase al hijo/a de ningún vecinito.
Después de dos años seguidos en una escuela unitaria con cinco compañeros/as, pocos alumnos/as, distintas edades en una misma aula…, toca un cambio de 360º, un colegio de línea 3 con ratios numerosas por aula en el que todavía no he llegado a conocer a toda la plantilla del centro. Ya me había olvidado de lo que era trabajar en estos centros. Un centro que está bastante masificado, no tiene ni tres años y no cogemos en las aulas,  siempre lo he dicho, podían haber hecho un colegio mucho más grande, les hubiese costado prácticamente lo mismo. El golpe de alumnado que tenemos ahora mismo sobrepasa el 100%, se han tenido que habilitar almacenes y comedores transformándolos en aulas, mínimo tendrían que haber hecho un centro con capacidad de sostener una Primaria en línea 4, pues NO, hasta incluso el patio de recreo se les ha quedado pequeño, es gracioso el ver una superpoblación infantil intentando no chocarse los unos con los otros porque casi no tiene ni espacio para correr.
Aun así es emocionante trabajar en el colegio que el día de mañana mi hija empezará su ciclo educativo, me pregunto si le tocará alguno de mis nuevos compañeros. Por lo menos que sepa que su padre un año trabajó en el mismo colegio en el que ella estudiará, haciendo todo lo posible por ayudar a sus alumnos, cambiando el mundo a través de ellos, el mundo visto por los ojos de su padre, “El Maestro Ambulante”.