miércoles, 11 de junio de 2014

Quiero una plaza vacante..., maneras de vivir

Otro año más me veo rellenando esa famosa lista de posibles interinidades para el curso que viene. Aunque he cambiado de comunidad el ritual viene a ser el mismo que antes. Consiste en cumplimentar una solicitud con tus datos para después ir seleccionando provincias, localidades y centros.
Es importante establecerse una buena estrategia para luego ir ampliando el radio de distancia en Km y aunque hay destinos que no quieres ni en pintura, lo más importante es soñar en trabajar todo el año en un centro y a ser posible con una vacante para todo el curso.
Años anteriores esto era una auténtica perdida de tiempo, pues pusieses lo que pusieses, hacían caso omiso a tus preferencias y al final acababas trabajando justo en los sitios donde no querías.
Recuerdo cuando me dieron de destino Rascafría, lo pasé bastante mal, pues no tenía coche, me casaba en dos semanas y significaba quedarme a vivir allí. Tampoco ayudó mucho el ambiente de un centro enrarecido en el que gran parte del profesorado te da la espalda y es incapaz de mostrar un mínimo de solidaridad y compañerismo.
Este año estoy bastante optimista y pienso que desde que he cambiado de comunidad la suerte está de mi parte. Y es que, por desgracia, esto de pedir centro se basa en la suerte. Una lotería en la que si trabajas al lado de casa te ha tocado el gordo. Por lo menos así lo veo yo. Cuando tienes familia lo más importante es trabajar cerca de tu casa pudiendo disfrutar de ellos todos los días. Ese es el mejor complejo vitamínico para afrontar el día a día de nuestras vidas.
Después de todo el periplo del año pasado es una suerte seguir en activo. Lo único que espero es seguir trabajando un año más. Es lo que pido siempre, poder seguir trabajando.
La diferencia es que este año no hay oposiciones, lo que te hace la vida más fácil. Pensar que estamos en junio y uno puede relajarse haciendo deporte, saliendo con tu familia, leyendo libros atrasados, dibujando, escribiendo…, pequeños placeres que sin duda con la oposición a las puertas, serían muy difíciles de  saborear.
Hay que ver lo fácil que resulta el año que no opositas. El año pasado a estas alturas estaba de los nervios y con ese nudo en la garganta que no me deja respirar.
Sólo con pensar en el ello me vuelven los nervios. Este año toca relajarse y el curso que viene ya se verá. De momento vamos a pensar en las vacaciones que se acercan y que todos estamos deseando cogerlas.

Se acaba el curso y aunque parezca mentira siento que no quiero que termine. Ha sido un buen curso, demasiado idílico diría yo. Me da pena que se acabe, pues encontrar la suerte como este año va a ser difícil que se repita.
Que la suerte te sonría una vez, no significa que nunca más lo vuelva hacer. Si algo ha cambiado en mi forma de pensar, es a ver la vida desde un punto de vita más optimista.  


Como dice Paulo Coelho: “Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla”.