miércoles, 3 de octubre de 2012

Cosas de "Muggles"

La semana pasada comencé un nuevo curso, no ha sido fácil. Este es sin duda uno de los peores años que nos vemos azotados por esta crisis que no quiere terminar.

Cuando llega septiembre, uno empieza a notar ese cosquilleo en el estómago y empieza a preguntarse ¿cuándo seré nombrado?, ¿dónde trabajaré este curso?, ¿cómo serán mis nuevos alumnos y alumnas?, ¿y mis nuevos compañeros?...,

Lo que más nos tortura a los interinos es el saber cuando vas a empezar a trabajar y donde. Desde que empieza el mes de septiembre, uno se levanta todos los días y comprueba la lista de interinos por si te han llamado. En función del número de lista que tengas puedes calcular a ojo cuando entrarás a trabajar. Este curso, después de cinco años de interino, me encontraba con una posición privilegiada. Durante el verano me permitía soñar, acostumbrado otros años a sobrevivir con bajas por enfermedad, o maternidades de un colegio a otro, este curso tenía todas las papeletas de conseguir una apreciada vacante desde el principio del curso. Incluso soñaba con empezar a trabajar antes de que se incorporaran los alumnos y no con los alumnos incorporados lo cual te supone ir con retraso y acumulación en tu trabajo.

Todo era idílico, hasta que los “muggles” hicieron de las suyas (me encanta Harry Potter y todos los términos  que aparecen en los libros, mi vida es similar a la del mundo de Harry Potter) los recortes y la austeridad se instauraron sobre nosotros.
La lista no avanzaba, sobre todo la de primaria. ¿Qué supone esto?, un sufrimiento igual que la maldición “Maldición Cruciatus”, una tortura, un sin vivir.
Un año más estos malditos “muggles” se empeñan en arruinarme el curso. Otra vez me veo sobreviviendo a costa de las enfermedades de mis compañeros. Una vez más la  “Maldición Cruciatus” se cebaba sobre mí, este año con más dureza sabiendo que somos uno más en la familia. Esto es lo que verdaderamente me acongoja, perder un puesto bien merecido  teniendo a nuestra pequeñita con nosotros. Sufrí mucho, muchísimo, la lista no avanzaba, absolutamente nada. Un buen día comenzó a moverse, los números pasaban poco, pero la idea de obtener una vacante se esfumó de mi cabeza, ya era tarde y todo el pescado estaba vendido o eso creía yo.

Cuando todo parecía perdido apareció “Dumbledore”, quería que volviese a “Hogwarts”, necesitaban un maestro para dar “defensa contra las artes oscuras”.

Menos mal que la magia nos ayuda. Sin duda alguna, con “Dumbledore” de mi lado todo es distinto, es un gran hechicero y como en los libros de Harry Potter tiene un punto de vista muy distinto al del Ministerio, un Ministerio cargado de “muggles”.

Vuelvo con la misma ilusión que Harry en sus libros, vuelvo a “Hogwarts”, mis alumnos vuelven a recibirme con cariño los cuales hacen que uno se sienta orgullosos de ser maestro, de saber que este derroche de entusiasmo provoca que la “Maldición Cruciatus” desaparezca, por lo menos hasta el año que viene. A ellos le crea ilusión mi regreso, a mí me da la oportunidad de volver a estar con ellos un año más. Terminar lo que empecé cuando los tomé como alumnos en  3º. Son un grupo de chavales y chavalas magníficos,  por ellos vuelvo a “Hogwarts”. En estos años como docente y de momento, siempre he llegado a conectar muy bien con mis alumnos, pero de manera especial son los chicos de “Hogwarts”, y los chicos del Víctor Jara. Con estos dos grupos de alumnos sabes que aunque pase el tiempo nunca los olvidas, ya que la relación con ellos es sin duda un regalo para un humilde maestro.

Como en “Hogwarts”, cada año es una aventura nueva cargada de emociones, alegrías y algún que otro disgusto. Creo que este puede ser el último año aquí, todo tiene un principio y un final y aunque a uno le duela, creo que mi ciclo en este colegio de magia se acaba este año, como los libros de Harry Potter, toda gran saga en algún momento debe terminar.

Solo me queda disfrutar, esperar que este año sea tan bueno o mejor que los anteriores, terminar lo que empecé hace tres años, dejar esa huella que todo maestro intenta dejar en sus alumnos y que perdure  muchos años más.

Lo mejor, volver donde uno es querido, es la mejor forma de llevar las meteduras de pata de los “muggles”, porque a fin de cuentas todo esto son “COSAS DE MUGGLES”