viernes, 23 de mayo de 2014

El bueno de Antonio

“El bueno de Antonio”, así lo llamaba mi profesor en la universidad. Casi todos los años tiro de recurso y “El bueno de Antonio” me ayuda en mis clases de lengua, intentando transmitir a mis alumnos la misma devoción que yo siento por este poeta.
Este año con los chicos de tercero hemos trabajado mucho con Antonio, pero si hay algo que les ha gustado ha sido su poema a las moscas. Lo utilicé como un recurso más para trabajar la poesía, pero esta vez desde la aportación de Joan Manuel Serrat y aunque no es un cantante fruto de mi devoción, tengo que reconocer que su versión de las Moscas de Machado es pegadiza y divertida.
A los chicos les gustó mucho y aunque lo vimos en el primer trimestre aun se siguen acordando y me piden casi todos los viernes a última hora que les ponga la canción. Se la saben de memoria y  cantan con toda devoción antes de que suene el timbre para irnos a casa.

Así me dijo un  compañero el otro día, que todos los viernes pasa al lado de mi clase con su grupo de plástica,  ¿por qué siempre a última hora están cantando los de 3º B?. Yo le corregí y le dije que además de cantar recitan a Machado con la ayuda de Serrat.
Para los que no la conocen, aquí la dejo, y también les animo a que la canten algún día al ritmo de Serrat.

LAS MOSCAS
Antonio Machado

Vosotras, las familiares,
Inevitables golosas,
vosotras moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.

¡Oh viejas moscas voraces
Como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!

¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas
perseguidas
por amor de lo que vuela,
-que todo es volar-, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales…

Moscas de todas las horas,
De infancia y adolescencia,
De mi juventud dorada;
De esta segunda inocencia,
Que da en no creer nada,
De siempre… Moscas vulgares,
Que de puro familiares
No tendréis digno cantor:

Yo sé que os habéis posado
Sobre el juguete encantado,
Sobre el librote cerrado,
Sobre la carta de amor
Sobre los párpados yertos
de los muertos.

Inevitables golosas,
Que ni labráis como abejas,
Ni brilláis cual mariposas:
Pequeñitas revoltosas,
Vosotras, amigas viejas,

Me evocáis todas las cosas.